24 de octubre de 1929
El Jueves negro augura la caída de los mercados
El comienzo
Fin de la Primera Guerra Mundial y los felices años 20
Sin embargo, los demás países, aún mermados por las consecuencias de la guerra, no podían hacerse cargo de toda la producción generada por EE.UU., lo que provocó un exceso de stock. Por otro lado, para costear la guerra, el país norteamericano empezó a emitir los llamados bonos libertad en los que el Estado ofrecía el precio de los bonos con intereses.
Esta oportunidad llamó a muchos ciudadanos, que se convirtieron en un público inversor que antes no existía. Viendo una oportunidad, las empresas empezaron a sacar bonos corporativos y los bancos comenzaron a ofrecer nuevos productos financieros que se vendían a todo tipo de clientes. ¿Os suena de algo?

Charles E. Mitchell
Presidente del National City Bank
Primeros avisos de burbuja
Exceso de confianza e inflación
Con el auge de la inversión y la Reserva Federal ofreciendo créditos a tipos muy bajos el endeudamiento creció, haciendo famosa la frase de «Compre ahora, pague después». Con esta euforia especulativa, se empezó a hacer común la venta de acciones a crédito, es decir, la gente se endeudaba para comprar acciones, hasta el punto de que se calcula que dos terceras partes de lo invertido provenía de dinero prestado.
Recuerda, las burbujas económicas se crean con las subidas irracionales en el precio de un activo cuyo valor es inferior al de ese momento. Refresca el concepto y conoce la primera burbuja aquí
Punto de ruptura
El crack tiñe de negro el mercado americano
Así llegamos a la fatídica fecha del 24 de octubre de 1929. Después de varias sesiones con volatilidad, la confianza de los inversores empezaba a desvanecerse. En el Jueves negro, pese a que llegaron a ofrecerse paquetes de acciones a un tercio de su valor, nadie se atrevía a comprarlas. Los rumores de suicidios corrían por la ciudad y los ciudadanos se agolpaban a la entrada de la Bolsa de Nueva York, hasta el punto de que la policía tuvo que intervenir.

La Gran Depresión
Consecuencias del crack de la Bolsa
Con el desplome del mercado bursátil, los inversores perdieron gran parte de su patrimonio, no pudiendo pagar los préstamos con los que compraron las acciones y acabando en la ruina. Además, el pánico hizo que una gran parte de la ciudadanía fuese a retirar el dinero de sus cuentas bancarias, con lo que muchos bancos quebraron. La caída de la banca arrastró a muchas empresas comerciales e industriales, provocando un efecto dominó que hizo que el consumo se paralizase, muchas empresas cerrasen y el desempleo creciese brutalmente. Pero la Gran Depresión no afectó solo a Estados Unidos. La naturaleza vírica de la crisis hizo que se extendiese a todas partes del mundo. De vuelta a Europa, el crack de la Bolsa hizo que muchos inversores optasen por el oro y el dinero en efectivo frente a otros productos financieros, paralizando la inversión. Además, ante tal situación económica, el comercio internacional decreció drásticamente, incluyendo la repatriación de inversiones en el extranjero que provocaron un aumento del desempleo.
Las burbujas financieras son los mejores ejemplos que podemos tomar para no repetir los errores del pasado. Si algo deja patente el Crack de la Bolsa del 29, es que no se puede invertir sin estar informado antes. Hay que saber en qué se invierte y los riesgos que eso conlleva.
Por eso, si quieres iniciarte en el arte de la inversión, antes de nada infórmate, descubre en qué te interesa invertir en base a tu perfil de inversión y cuenta con ayuda profesional. Y recuerda, la inversión es una labor activa, vigila siempre dónde está tu dinero.
